LiberPress/ Libertad Digital - Hoy es 9 de octubre. Los amantes de la libertad tienen marcada en su memoria la misma fecha de dentro de un mes, porque se acuerdan de que hace sólo 18 años el pueblo alemán echó abajo el muro de Berlín e inició la revolución liberal que certificó el fracaso histórico del socialismo. Pero el de 2007 está marcado por otro aniversario celebrado por quienes querrían reconstruirlo ladrillo a ladrillo: hace 40 años Ernesto Che Guevara fue ejecutado en la localidad boliviana de La Higuera. Con su muerte se convirtió un asesino, ungido por la izquierda mundial, en un icono pop. El icono nació exactamente el 5 de marzo de 1960. Ese día Alberto Díaz Gutiérrez, más conocido como Alberto Korda, le tomó la fotografía que acuñó el mito. Asistía a un funeral masivo, pero no por sus numerosas víctimas, sino por los mas de 80 cubanos que murieron el día anterior al estallar un barco francés cargado con munición. Su efecto, precipitado e indiscriminado, se adelantaría a los planes del régimen para muchos otros cubanos. Korda describió al Che captado por su cámara como "guerrillero heroico" y "encabronado y valiente".
La imagen no se transformó en un símbolo del socialismo, del crimen ungido por la ideología, hasta su muerte. La fotografía sólo estuvo accesible a los visitantes del estudio de Korda durante el primer año. Probablemente no se habría convertido en lo que es de no haber llegado a Europa de la mano de Giangiacomo Feltrinelli en 1967, el año de su muerte, cuando cubrió las paredes de Italia con la fotografía. De ahí se filtró a las revistas y se creó, definitivamente, el mito.
Un grupo de anarquistas alemanes le enviaron la imagen al diseñador gráfico Jim Fitzpatrick, que fue el primero en crear el icono en la revista Stern. "Lo diseñé deliberadamente para que se reprodujera como conejos". Le quitó el volumen a la fotografía y lo convirtió en un grafismo plano y fácilmente manipulable.
Trisha Ziff, directora de una exposición itinerante sobre la iconografía del Che, ha declarado a la BBC que "El Che Guevara se ha convertido en una marca. Y el logo de la marca es la imagen, que representa el cambio. Se ha convertido en el icono del pensamiento alternativo a cualquier nivel, ya sea anti-guerra, pro ecologista o anti-globalización". "Se ha convertido en este momento en una corporación; en un imperio", añade. Desde luego, el Che Guevara ha sido engullido por la sociedad de consumo. Elvis, Madonna, camisetas, cómics, videojuegos…
La imagen no se transformó en un símbolo del socialismo, del crimen ungido por la ideología, hasta su muerte. La fotografía sólo estuvo accesible a los visitantes del estudio de Korda durante el primer año. Probablemente no se habría convertido en lo que es de no haber llegado a Europa de la mano de Giangiacomo Feltrinelli en 1967, el año de su muerte, cuando cubrió las paredes de Italia con la fotografía. De ahí se filtró a las revistas y se creó, definitivamente, el mito.
Un grupo de anarquistas alemanes le enviaron la imagen al diseñador gráfico Jim Fitzpatrick, que fue el primero en crear el icono en la revista Stern. "Lo diseñé deliberadamente para que se reprodujera como conejos". Le quitó el volumen a la fotografía y lo convirtió en un grafismo plano y fácilmente manipulable.
Trisha Ziff, directora de una exposición itinerante sobre la iconografía del Che, ha declarado a la BBC que "El Che Guevara se ha convertido en una marca. Y el logo de la marca es la imagen, que representa el cambio. Se ha convertido en el icono del pensamiento alternativo a cualquier nivel, ya sea anti-guerra, pro ecologista o anti-globalización". "Se ha convertido en este momento en una corporación; en un imperio", añade. Desde luego, el Che Guevara ha sido engullido por la sociedad de consumo. Elvis, Madonna, camisetas, cómics, videojuegos…
Se acabó la diversión
Pero, con todo el poder de aquella fotografía, manipulada y replicada con todas las formas imaginables (la última es la caracterización del empresario Martín Varavsky en la portada del European Business), no es el único producto típico del Siglo XX que ha convertido al Che en un producto de consumo masivo, utilizado tanto para vender zapatillas de deporte o camisetas como cigarrillos. Como recoge el New York Times, el Investor's Business Daily ha editorializado recientemente, "¿Qué será lo próximo? ¿Mochilas de Hitler? ¿Vajillas de Pol Pot? ¿Pantys de Pinochet?".
Dos años antes Carlos Puebla sacó el tema "Hasta siempre, Comandante", una bella guajira en la que ensalzaba al fusilero. "Tu mano gloriosa y fuerte sobre la historia dispara", dice la letra de la canción. El compositor también hizo un canto a la revolución con el estribillo "¡y en eso llegó Fidel! Y se acabó la diversión: ¡llegó el Comandante y mandó a parar!".
Se acabaron la diversión, la prosperidad, la libertad e incluso la vida para muchos cubanos. Llegó el Comandante y mandó detener la historia en la isla-cárcel. O continuar en ella lo que hoy es un anacronismo: el socialismo real. Porque este en un mes se cumplen 18 años del derribo del muro por el pueblo alemán.
Ernesto Guevara, el Che, contribuyó a la tiranía de Fidel Castro en Cuba. No se conoce el número de muertos causados por el socialismo-o-muerte en Cuba. El proyecto Archivo Cuba, quiere recoger todos los datos posibles sobre los crímenes cometidos en nombre de la revolución. María Werlau, directora ejecutiva de Archivo Cuba, no pudo dar una cifra aproximada de las víctimas del socialismo en la isla: "No lo sé, cien mil... doscientos mil...". Gran parte de ellos han perdido la vida intentando huir del paraíso socialista. Muchos han sido simplemente ejecutados por el régimen.
El propio Che era aficionado a ejecutar a cubanos puestos contra la pared. Manuel Capitán, Joaquín Casillas Lumpuy, José Luis Alfaro Sierra, Ricardo José Grau… ninguno de esos nombres nos dice hoy nada. Tuvieron el privilegio, así visto por quienes le admiran, de conocer a Ernesto Guevara. Probablemente fue, incluso, la última persona que vieron en su vida, ya que son sólo cuatro de los 164 personas, con nombre y apellidos, que murieron a manos del revolucionario. Todos los niños de Cuba dicen por la mañana "yo quiero ser como el Che". Hoy nos acordamos de todas sus víctimas.
Cariño por los criminales
En la gala de los Goya de 2003, aquél acto político revestido de fiesta del cine español, Willy Toledo se presentó ante toda España con una camiseta con la imagen de Ho Chi Minh. Sus víctimas por pura represión se cuentan en centenares de miles, todo un logro recordado por el actor español en aquella gala del no-a-la-guerra. Nadie en aquella sala se escandalizó por la imagen de un genocida. Si en lugar de Ho Chi Minh Toledo hubiera impreso en su camiseta al Che Guevara hubiera despertado, incluso, muchos más aplausos. El Che se ha convertido en todo un ídolo para una parte importante de la izquierda, que lejos de tener reparos morales ante asesinos políticos como Ernesto Guevara, ha demostrado hacia ellos una total simpatía.
Pero, con todo el poder de aquella fotografía, manipulada y replicada con todas las formas imaginables (la última es la caracterización del empresario Martín Varavsky en la portada del European Business), no es el único producto típico del Siglo XX que ha convertido al Che en un producto de consumo masivo, utilizado tanto para vender zapatillas de deporte o camisetas como cigarrillos. Como recoge el New York Times, el Investor's Business Daily ha editorializado recientemente, "¿Qué será lo próximo? ¿Mochilas de Hitler? ¿Vajillas de Pol Pot? ¿Pantys de Pinochet?".
Dos años antes Carlos Puebla sacó el tema "Hasta siempre, Comandante", una bella guajira en la que ensalzaba al fusilero. "Tu mano gloriosa y fuerte sobre la historia dispara", dice la letra de la canción. El compositor también hizo un canto a la revolución con el estribillo "¡y en eso llegó Fidel! Y se acabó la diversión: ¡llegó el Comandante y mandó a parar!".
Se acabaron la diversión, la prosperidad, la libertad e incluso la vida para muchos cubanos. Llegó el Comandante y mandó detener la historia en la isla-cárcel. O continuar en ella lo que hoy es un anacronismo: el socialismo real. Porque este en un mes se cumplen 18 años del derribo del muro por el pueblo alemán.
Ernesto Guevara, el Che, contribuyó a la tiranía de Fidel Castro en Cuba. No se conoce el número de muertos causados por el socialismo-o-muerte en Cuba. El proyecto Archivo Cuba, quiere recoger todos los datos posibles sobre los crímenes cometidos en nombre de la revolución. María Werlau, directora ejecutiva de Archivo Cuba, no pudo dar una cifra aproximada de las víctimas del socialismo en la isla: "No lo sé, cien mil... doscientos mil...". Gran parte de ellos han perdido la vida intentando huir del paraíso socialista. Muchos han sido simplemente ejecutados por el régimen.
El propio Che era aficionado a ejecutar a cubanos puestos contra la pared. Manuel Capitán, Joaquín Casillas Lumpuy, José Luis Alfaro Sierra, Ricardo José Grau… ninguno de esos nombres nos dice hoy nada. Tuvieron el privilegio, así visto por quienes le admiran, de conocer a Ernesto Guevara. Probablemente fue, incluso, la última persona que vieron en su vida, ya que son sólo cuatro de los 164 personas, con nombre y apellidos, que murieron a manos del revolucionario. Todos los niños de Cuba dicen por la mañana "yo quiero ser como el Che". Hoy nos acordamos de todas sus víctimas.
Cariño por los criminales
En la gala de los Goya de 2003, aquél acto político revestido de fiesta del cine español, Willy Toledo se presentó ante toda España con una camiseta con la imagen de Ho Chi Minh. Sus víctimas por pura represión se cuentan en centenares de miles, todo un logro recordado por el actor español en aquella gala del no-a-la-guerra. Nadie en aquella sala se escandalizó por la imagen de un genocida. Si en lugar de Ho Chi Minh Toledo hubiera impreso en su camiseta al Che Guevara hubiera despertado, incluso, muchos más aplausos. El Che se ha convertido en todo un ídolo para una parte importante de la izquierda, que lejos de tener reparos morales ante asesinos políticos como Ernesto Guevara, ha demostrado hacia ellos una total simpatía.
Cortesía de Lila (Cuca) Cañizares